Este mes me he retrasado bastante para publicar, he empezado
un nuevo curso y estoy bastante ocupada estudiando, apenas tengo tiempo para
escribir. Pero bueno, al lío que ya casi ha acabado febrero y yo he pospuesto
demasiado la publicación del personaje del mes. Aunque hacía ya mucho que había
decidido que fuese Guy Montag de Fahrenheit 451.
Guy Montag
El protagonista creado por Ray Bradbury es, a mi parecer,
uno de los personajes masculinos más buenos que he leído. En el libro se indica
que tiene treinta años y lleva diez trabajando como bombero en ese futuro distópico
del que he hablado en las reseñas del libro y la película. En este puesto de
trabajo ya sabéis que se encarga de quemar libros. En el libro se indica que
tiene el pelo oscuro, como la mayoría de sus compañeros, aunque en la película
es rubio. Físicamente se da a entender que es alto y fuerte, aunque tampoco hay
una descripción exhaustiva de este personaje. Al igual que pasaba el mes
pasado, el autor da mucha más importancia al aspecto más psicológico del
protagonista de su obra.
La única familia que se conoce es su mujer Myldred (por alguna razón
Linda en la película). Con la que vive, no se acuerda desde hace cuanto tiempo.
Al principio del libro tanto él como su esposa viven sumidos en la supuesta
felicidad que otorga esa sociedad. Aunque por la mitad del libro descubres que
la curiosidad siempre ha estado presente en este personaje.
Él
vive intentando no cuestionarse nada sobre su vida ni nada de lo que le rodea.
Hasta que como sabéis, conoce a Clarisse. Una simple pregunta lleva al
protagonista a despertar ese espíritu curioso que estaba dentro de él. Comienza
a cuestionarlo todo, su vida, su trabajo, su relación con Myldred. Hay un
pasaje que a mí me impresionó mucho, es durante este periodo de evolución y en
el que Montag se da cuenta de que si su mujer muriese no sentiría pena. Y ese
hecho a su vez le pareció triste que se echó a llorar, pero ella al verlo no
hizo nada, solo le miró extrañada como si no entendiese nada de lo que estaba pasándole.
En ese momento a mi me pareció que era un personaje muy bien creado y
totalmente humano. No es muy común en la literatura que un personaje masculino
exteriorice de ese modo la tristeza.
Un
tiempo después otro impactante acontecimiento vuelve a dar un giro brusco en su
vida, presenció como alguien estaba dispuesto a morir por sus libros. Lo que le
despertó aun más la curiosidad y el querer saber que era lo que escondían esos
papeles. En este mismo pasaje su jefe le da un amenazante mensaje lo que aún le
hace abrir más los ojos acerca de lo que está sucediendo. Decidir entre saber
la verdad o ser feliz en la más absoluta ignorancia. Aunque la verdad es que no
le dejan elegir finalmente.
Finalmente
consigue el valor para querer cambiar algo en ese mundo, o por lo menos
intentar comprenderlo de algún modo mejor. Montag a lo largo del libro
demuestra muchas facetas desde un tremendo valor, a un pesimismo desesperado,
desde una tremenda testarudez hasta sentimientos profundos y humanos como la
tristeza o el miedo. Además el autor tiene, para mi gusto, una gran habilidad
para describir sentimientos y las sensaciones que vive el personaje, lo que
hace que la sensación de lectura sea real y adictiva. En muy pocas páginas
Bradbury consigue desmontar al arquetipo de personaje masculino hasta hacerlo
un ser humano completo y redondo.
“Hoy
empezaremos a andar y a ver mundo, y a observar como la gente anda por ahí y
habla, el verdadero aspecto que tiene. Quiero verlo todo. Y aunque nada de ello
sea yo cuando entren, al cabo de un tiempo, todo se reunirá en mi interior, y
será yo. Fíjate en el mundo, Dios mío, Dios mío. Fíjate en ese mundo, fuera de
mi, mas allá de mi rostro, y el único medio de tocarlo verdaderamente es
ponerlo allí donde por fin sea yo, donde estén la sangre, donde recorra mi
cuerpo cien mil veces al día. Me apoderare de ella de manera que nunca podrá
escapar. Algún día, me aferrare con fuerza al mundo. Ahora tengo un dedo
apoyado en el, es un principio.”
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