sábado, 23 de enero de 2016

Un cuarto propio para la tribu

“La literatura femenina es como una serie de islas a la deriva desprendidas del gran continente que es la literatura universal.”

Con esta cita comenzaba ayer unas jornadas organizadas por La Tribu de Frida sobre la literatura y las mujeres en ella. De la mano de Carmen G de La Cueva la creadora de La Tribu. Yo tuve la suerte de poder asistir, me alegro mucho de haber llegado aunque fuera por casualidad como llegué a ver el cartel. Fueron unas jornadas muy inspiradoras compuestas por dos mesas redondas, una lectura y finalmente un cóctel. Además había una pequeña mesa de Mujeres & Compañía La Librería para poder comprar ejemplares de libros de los que iban a hablar y de los escritos por las invitadas. Pena que yo no llevase dinero, pero este lunes pienso ir a la librería física.


Una genealogía propia. Escritoras, generaciones e influencias

La primera mesa redonda, la que luego se conocería como la mesa de las “no madres” estaba compuesta por tres autoras que nos hablaron sobre su experiencia como creadoras y sus influencias. Ellas eran Pilar Adón, Elvira Navarro y Gabriela Ybarra.

Para ellas la primera pregunta fue cual era la chispa que las impulsó para escribir.  Las respuestas fueron muy variadas y llevo a muchos temas muy interesantes. La escritura se representó como un método de expresión alternativo al hablado, mucho más libre para poder decir lo que sientes. Por otro lado también es un modo de estar contigo mismo sin tener que estar con otros. Y por último como algo muy divertido y lúdico que se puede compartir con todos.

“Cuando hablas de tus personajes no puedes hacerlo con sentimientos o emociones como lo haces en el libro. Tienes que crear palabras, eso es muy complicado.” Comentó Elvira sobre sus experiencias como autora.

También se habló mucho de los primeros libros y la iniciación a la lectura, que fue de modos tan diferentes como los motivos para empezad a escribir. Uno de los nombres que más se repitió  durante la sesión fue el de Margarite Duras que sirvió como inspiración para todas ellas, aunque, al parecer, intentar emularla es un suicidio literario.

Esta mujer nos llevó al tema de la influencia de las mujeres en la literatura, saliendo a la luz grandes nombres como Jean Austen, Virginia Woolf o Penélope Fiztgerald. Las autoras hablaron sobre lo desprestigiadas y ocultas que están este tipo de autoras en la enseñanza, y que para leerlas tienes casi que llegar a ellas por casualidad, saltando de una isla a otra. Comparándola con la literatura escrita por hombres, las mujeres van individuales mientras que los hombres van en bloques. Por ejemplo: si tu influencia son estas tres autoras, lo son por separado. Pero si tus influentes son F. Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway y John Dos Passos, tu influencia es “la generación perdida”. Es como si a los hombres pudieses englobarlos, como si alguien te dijese: “Si te gusta Baroja prueba con Unamuno.” Mientras que con las autoras femeninas esto no pasa, no hay un erudito que te diga con cual puedes seguir.

Desde siempre la palabra “femenino” está denostada, como si implicase que es algo menos importante. Las autoras expusieron sus experiencias con esta discriminación de los libros escritos por mujeres.

 “En mi colegio, que era solo de chicas, nos decían que teníamos que leer a Jean Austen porque era un libro de señoritas. Yo me enfadaba porque parecía que era algo sin importancia, solo para chicas, no gran literatura.” Apuntaba Gabriela.

Sobre este tema también se comentó la importancia de una conversación intergeneracional, lo importante que es tener un espejo en el que mirarte y decir que si ellas pudieron tu también. Y también de la a simetría que hay en las editoriales entre las publicaciones de hombres y de mujeres. Las autoras suelen comunicarse poco entre ellas, según las invitadas porque la sociedad ha hecho que las mujeres tengan miedo a situarse en una posición de poder. Porque dar tu opinión sobre otra persona es tener poder, y el poder te hace exponerte. Siempre han influido a las mujeres para tener que agradar a todo el mundo.

“Un libro es un mensaje, y un mensaje es poder.” Concluía Pilar.


Una suposición atrevida: escritura y maternidad.

La segunda mesa redonda giró en torno a la experiencia como madres y creadoras de cuatro autoras: Natalia Carrero, Carolina del Olmo, Lara Moreno y Gabriela Wiener. Como yo no soy madre, ni estoy cerca de serlo, creía que el tema no me iba a llegar, pero sí que lo hizo, me dio un poco de pena de que por ir mal de tiempo tuviese que ser mucho más corta que la anterior, pero no fue para nada menos interesante.

La maternidad en la literatura siempre ha sido un tema tabú, o tratado como menos importante que otros. Los libros, ya sean diarios o de ficción, que hablan de una madre son tratados como si fuesen un género repudiado, que solo les puede interesar a otras madres. Las autoras contaron como les influyo la maternidad en su creación literaria, y como en la mesa anterior, pudimos encontrar respuestas de lo más dispares. Mientras que a unas él ser madre les había servido como inspiración o como motivación, para otras el embarazo fue un momento de crisis literaria por el miedo a perderse a una misma, ser solo “la mamá de…”. Pero al llegar el bebé todo pareció colocarse de nuevo. Estas crisis pueden venir de la leyenda de que una escritora no puede tener hijos. “O tienes libros, o tienes hijos.” Hablando así de lo dura que es la conciliación, ya no solamente para las autoras si no en cualquier otro trabajo. Pero la tensión entre el deseo de protección de los pequeños y el de querer que florezcan y sean felices hace que la literatura sea muy fértil.

Este tipo de libros que hablan sobre algo tan universal como tener hijos, y cualquiera que hable de las cosas normales de la vida han sido alejados de la Gran Literatura. Como si fuesen temas menos importantes que la guerra. Desde generaciones estos temas han sido cultivados por las mujeres, primero por ser lo que ellas, como J. Austen, vivían y conocían y hoy por tradición. Ponían el ejemplo de un libro que cuenta la historia de un judío en un campo de concentración. Ninguno de nosotros ha vivido esa situación, pero a todos nos interesa. Porque este tipo de libros hablan de sentimientos universales como el miedo y el dolor, que todos entendemos. Debería ser lo mismo con la literatura que habla de madres o padres, no deberían tratarse como cosas que solo interesan a madres y padres, ya que los sentimientos de los que habla, amor, miedo a no hacer las cosas bien, el dolor por perder a un ser querido, son igualmente universales. Pero por ser un tema tabú, la maternidad es muy desconocida para ser lo más común.

“El mundo de la literatura te exige una serie de cosas, te saturas, pero cuando eres madre dejan de importante tanto y te das cuenta de que tienes derecho a parar y descansar.” Decía Gabriela.

Para acabar la jornada hubo una maravillosa lectura de poemas y fragmentos de los libros de las autoras. Las lectoras fueron: Pilar Adón, Lara Moreno, Luz Pichel, Julieta Valero y Gabriela Wiener. El tema general del que hablaron fue del miedo a perder a un ser q


uerido o de decepcionar a alguno. Todos ellos fueron impactantes e interesantes, sin parecerse en nada unos a otros. Me gustaría apuntar que me enamoré del fragmento que leyó Gabriela Wiener de su libro, y que a mi acompañante lo hizo el de Lara Moreno. Todas estuvieron brillantes.

Estoy muy feliz de haber asistido, todo lo que se dijo allí fue muy inspirador. Me muero de ganas por leer a las autoras que estuvieron y a las que mencionaron para así hacer mi propio “canon alternativo”.

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